Celebración
Las hojas de las palmeras datileras se usaron desde los tiempos más remotos en la celebración de la fiesta judía de los tabernáculos, coincidente en el tiempo con la época de recolección de dátiles, y para acompañar la procesión triunfal de la entrada de Cristo en Jerusalén, recordando la leyenda que indicaba que la “Palmera” se inclino para ofrecer sus frutos a María, durante la huída con José y su hijo Jesús de Herodes, Rey de Judea.
“Justus ut Palma florabit ergo bincimus cum occidimus”
El justo florecerá como la “Palma”, porque para el cristianismo primitivo morir era vencer.
En Elche la “Palma Blanca” que a lo largo de nueve meses ha permanecido en el interior del seno materno de la Palmera encaperuzada, irrumpe a la efímera vida terrenal en una explosión de luz y color en la procesión del Domingo de Ramos.
Declarada en 1988 fiesta de Interés Turístico Internacional de extraordinaria belleza, acontecimiento por el que merece la pena desplazarse hasta la ciudad de Elche y contemplar las antiguas calles medievales, convertidas en ríos de personas portando sus ramos artísticos de todos los tamaños, formas y alegorias, elaborados con la “Palma Blanca” ilicitana.
Origen
La “Palma Blanca” obtenida por el encaperuzamiento de las Palmeras, constituye el segundo pilar sobre el que descansa la singularidad de el “Palmeral de Elche”, confiriéndole carácter único en el mundo.
Establecidas las “Palmeras” datileras, la utilización como elemento ceremonial de las palmas se constata en la producción cerámica ibérica encontrada en las excavaciones realizadas en L´ALCUDIA. En cuyos restos hallados, correspondiente a la etapa íbero-púnica, aparece ya representada la “Palma” rizada.
La “Palma Blanca” de Elche es en la actualidad un producto único en el mundo, debió desarrollarse inicialmente por motivos religiosos, muchas veces de forma oculta, y de esta forma incorporada al principio del cristianismo en Elche, como elemento valioso para las celebraciones del “Domingo de Ramos” y diferenciador del resto de los lugares, como la misma Jerusalén, en donde a Cristo se le recibe con la Palma Verde.
La “Palma Blanca” posee un carácter de naturaleza fúnebre al estar asociada desde la mitología clásica al culto a la Diosa/Virgen Proserpina, Reina de los Muertos. El carácter funerario de este singular elemento fue asumido por el cristianismo, recogiéndolo posteriormente por los evangelios apócrifos asuncionistas que a su vez fueron motivo de inspiración de numerosos dramas sacro líricos medievales, como su exponente más representativo EL MISTERI D´ELX, en los cuales con grandes analogías , Dios envía en el más puro estilo de la mitología oriental, a un ángel portador de un ramo áureo, destinado a la Virgen próxima a su muerte, para que una vez producido su óbito, pueda en cuerpo y alma abandonar el reino de los muertos y ascender a los cielos.
Los romanos incluían figuras de hojas de palma como adorno de sus vestimentas. La “Palma Blanca” fue conocida de la población autóctona de ILLICI como elemento y símbolo religioso de culto primitivo como lo prueban fehacientemente los restos cerámicos hallados en L´ALCUDIA.
Si en lugar de prevalecer la luz solar lo hace la oscuridad o reino de la luna, el fruto de esta relación ya no es el dátil sino la “Palma Blanca”. La luna con la luz reflejada del sol desafía la fotosíntesis solar, desafía el oscuro encaperuzamiento produciendo en él, la “Palma Blanca”.
La Palmera, típica especie mediterránea complicada y desconocida, que resiste al sol y se deja mecer por la luna, proporciona alimentos a la especie humana, así como condiciones para mejorar la calidad de vida, por lo que no tiene nada que extrañar que al igual que los dioses en la mitología griega contaran con un Olimpo, la palmera datilera fuese aceptada en el culto de las primitivas poblaciones íberas, antecesoras de las posteriores que dieron origen a la bimilenaria ciudad de ILLICI predecesora de la actual ciudad de ELCHE.
La palmera datilera es hija del sol y la luna, y amante de ambos.
De su relación con el astro rey, al cabo de nueve meses de polinización y posterios fecundación maduran los dátiles.
De la relación con la luna, expresada con la oscuridad producida por el encaperuzamiento, al cabo igualmente de otrso nueve meses, del seno de la Palmera hatada surge la “Palma Blanca”.
De su relación con ambos surgen las más bellas especies ornamentales de este mundo terrenal.